Si alguien se dedica a escuchar cuidadosamente lo que le susurran aquellas voces que aparecen antes de dormir, podrá hurgar en sus más profundos pensamientos, y encontrará lo que ha estado buscando.
Aquella noche, aquel día, aquella tarde de Febrero, el viento galopaba en mi ventana, mientras jugábamos a las escondidas. Mi yo interno procesaba lo que ocurría mientras que mi yo del pasado simplemente lo disfrutaba, mi yo del futuro lo cuestionaba. Dejé que el tiempo roce mi cabeza, convirtiéndola como aquel cajón vació yaciente en nuestra casa. El interior de la casa nos clamaba gritando, mientras permanecíamos sordos en casi todos los sentidos. Al caer la noche, bailábamos al compás del miedo, pero bailábamos. Los recuerdos se asomaban en mis ojos, al fin. Era todo y nada a la vez, lo digería pero al segundo volvía. Sentía frío, calor, sentía confusión y locura. Muchas cosas sentía, pero quizá no lo era todo
Ilusiones en un el fondo de un cajón llenándose de vacío. Ilusiones que cantan, bailan, gozan... lo que les queda de vida. Tal vez esté loca, tal vez esté ciega, tal vez no es un tal vez, pero tal vez sea algo.
Comentarios
Publicar un comentario